martes, marzo 22, 2005

pero que las hay, las hay.

Soy como un místico del psicoanálisis. Realmente me parece una disciplina muy poco científica. Tampoco se si aspira a serlo, pero conociendo mi positivista cabecita me asombra la actitud mística que tengo frente a esa horita de diván.
Y hay pruebas innegables de que es la posta, mucho más creíbles que un video de un ovni o una vieja estigmatizada.
La guacha venía arrastrándome por el fango jodido. Y yo ya no aguantaba más mis arranques de contacto compulsivo. Onda de llamarla 12 veces por día y ella quemada por este chabon que de ser su amor paso a ser un loquito obsesionado con ella. Hecho mierda estaba. Y fue solo cosa de ir con Laura, la voz detrás de mi diván, para que me regalara esa frase que resulto ser un mandala en mi cicatrizacion. Yo venia haciendo una descripción verborrágica de cada síntoma, de cada llamada o intento de contacto y de repente Laura me interrumpe y clava con inflexiones de locutora: - “pero ella no te quiere mas, no te elige mas como hombre” – el silencio fue larguito después de semejante verdad. Después de semejante obviedad. Generalmente las grandes verdades son, ante todo, obviedades. Y me la mandó a guardar así. Y yo que encima venia medio descreído me tuve que meter mi violín racional en bolsa y abrazar uno de mis pocos actos de fe en esta vida. Si señores, soy un místico del psicoanálisis, creo ciegamente en esa cháchara que explica todo sin explicar nada y que llena la boca de tanto salame pechito de paloma.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo "obvio" no lo es tanto para el que padece.
A veces estamos un poquitito ciegos y sordos como para notar ciertas obviedades y necesitamos del otro para darnos cuenta.