miércoles, agosto 29, 2007

Pará.
Eso solo.
Permanecé sentado así, como estás, y pará. Soltá el mouse, tragá saliva y pará, que te tengo que decir algo muy importante.

Quien mal anda, mal acaba, pero acaba feliz. Se da cuenta de que acaba.
Quien bien anda acaba sin notarlo y sin que nadie lo note.
Quien mal anda, anda sabiendo que anda. Cada segundo de incertidumbre se lo recuerda. Cada traspié y cada obstáculo, es decir cada cosa que lo obliga a andar mal, le recuerda que anda.
No digo que la vida deba ser una mierda para ser vida, pero ciertas dosis de caca son necesarias.
Filosofía de mierda, le dicen. ¿Quién? ¿Yo y cuántos más? ¿Te la bancás?
Pará. Pará y olé. Si huele bien, hablamos. Si no, no, porque es al pedo hablar.

martes, agosto 28, 2007

Money is good.
Money is god.
We like money.
Money doesn´t like us.

domingo, agosto 26, 2007

Y Dios dijo...






















¿Quién es el más poronga de este conventillo de mierda?

miércoles, agosto 22, 2007

Falta grunge.

No me morí, aunque la ausencia de posts lo sugiera.
Es que estos días me agarraron con una merma en los niveles de punkrockismo, necesarios para volcar algunas palabras en este templo dark de la apatía grunge de un noventoso mala onda.

Ahora

Si. He incurrido en una autodefinición narcisista. Soy humano, créanlo. A pesar de mis intentos de trascendencia a través de una estética de la antipersonalidad, he caido en una definición de mi propio blogueo.
Malísimo. Sepan disculparme. Sepan, putos. No les voy a hacer el laburo.

Lo que si

Ah, tengamos en cuenta que las disculpas son bien de puto. Bien de intelectual que se cubre frente a su propio melodrama. No nos olvidemos del propio melodrama, y de la cobardía frente al mismo en el contexto de la intelectualidad.

Soy un puto. Un intelectual puto cobarde frente a su propio melodrama.

lunes, agosto 13, 2007

¿Cuál es tu muñón?

Contame cual es tu muñón y participá por importantes premios.

miércoles, agosto 08, 2007

Quien mal anda, mal acaba.
Rodrigo está seguro de esto. Estuvo seguro de esto toda su vida. Por eso siempre lo preocupó su renguera. No por cuestiones superficiales como el ridículo estilo de movimiento que producía su caminar. Ni mucho menos por la diferencia temporal en sus traslados respecto de cualquier ser humano sin renguera. Rodrigo ya sabe muy bien con cuanto tiempo debe salir de su casa para llegar a tiempo a todos lados, y encara la vereda con absoluta parsimonia.
Lo que siempre preocupó a Rodrigo al nivel de la angustia fue eso, que quien mal anda, mal acaba.
Y por eso, antes del éxtasis, siempre la saca y se detiene, mientras simula un orgasmo frecuentemente sobreactuado.
Días y días observando a musculosos, brillosos y artificialmente apasionados actores de gran pene acabando sobre sus siempre rubias y plásticas compañeras. Esa es la única acabada que Rodrigo conoce y, en consecuencia, es la única que tiene de referencia para actuar sus orgasmos.
Muchas noches sueña febriles pesadillas en las que de su pene salen sustancias putrefactas, víboras venenosas y espíritus del mal.
En pocas palabras, Rodrigo tiene un mambo con su guasca.
El problema es Romina, tan bonita. Con sus rulos y sus tetas de abundancia exacta.
El problema es Romina con su boca hábil, con sus muslos fuertes y ese lunar tan especial, tan de putita, tan de cliché de putita.
Rodrigo bombea feliz y preocupado. Si, se la está cogiendo a Rominita. Si, le da chupones en la boca e incluye en ellos a ese lunar de putita. Si, tiene allí esas tetas, para él, para tocar y amasar y disfrutar. Pero teme.
Y bombea. Bombea feliz. Bombea en control. Bombea pero sabe cuando parar. Quiere saber cuando parar. Para lograrlo imagina el olor a podrido de su guasca.
Entonces, en medio de uno de estos extravíos mentales, la ve, le ve la boca, le ve los dientes de arriba y le ve el labio de abajo, mordido el labio de abajo por los dientes de arriba. Eso es todo.
Acaba. Acaba preocupado. Saca el pito apurado y corre al baño. Ella queda sorprendida tendida en la cama.
En el baño quita el forro y huele. Nada. Solo guasca y latex.
Digamos entonces que Rodrigo no acabó bien esta vez, pero es la última. Si, acabó preocupado y salió corriendo. Un polvo de mierda. Pero pudo vivir esta revelación que tanto necesitaba: no hay nada malo en su acabada.
Quien mal anda, mal acaba. Hay que ver, entonces, si ser rengo es andar mal.

sábado, agosto 04, 2007

viernes, agosto 03, 2007

Sofovich y yo

Pesadilla: Yo era un participante de bailando por un sueño y discutía interminablemente con Sofovich. El viejo de mierda me bardeaba desde su completa ignorancia, mal usando palabras y expresiones que no conocía. "...honestidad intelectual...", repetía cada tanto.

Instante: Una viejita pequeña de pelitos escasos fue a cortar la manzana. Llegado su turno se acercó al podio como cualquier participante. La diferencia es que ella, mientras realizaba todas las acciones correspondientes al participante cortador de manzana, miraba fijamente y con una sonrisa enamorada al conductor. No se bien que le dijo Gerardo, pero la señora, medio sin escucharlo y siempre con esa hermosa sonrisa enamorada, le dijo: "ay... te amo Sofobi..."
El instante está en esa "i" sostenida y en la ausencia de "ch". Y, porsupuesto, en la señora toda.

Deseo: Que se muera pronto y deje de robar. Y que devuelva toda la guita que se afanó de ATC. Y que con su muerte se lo lleve a su amigo Carlo y a su amiga Moria, fukn mierdas.

No deseo: Ser Sofovich, trabajar para él, ser amigo de su familia, ser amigo de Menem, de su familia, de Moria, de su familia. Discutir con Sofovich y tener que soportar la escucha de toda su ignorancia.

Quisiera: Ser grande y trabajar en una empresa que diseña juguetes. Y bailar sobre una pianola gigante junto a mi jefe. Eso siempre que mi jefe no sea Sofovich.

En fin.