sábado, enero 21, 2006

Tetas

Yo entiendo que les resulte insultante. Tratar de objeto a algo que en realidad mas que algo es alguien, puede resultar un poco ofensivo. Pero la mujer, en ciertos casos, es un objeto. Lo digo en el mejor de los sentidos. Es un objeto imaginario. Un numero imaginario. Es una cosa a la que solo accedo de manera simbólica. El número i es un numero que, como no puedo definirlo de otro modo, como solo puedo expresarlo como ese número necesario para que una raíz par me de un resultado negativo, digo i.
Y digo mujer y puedo decir también océano de dudas (propias y de ella) o noche infinita o dinámica en la cual la noche es infinita. Y así me acerco a este objeto de un modo metafórico. También puedo decir teta o culo o curva de la cintura o hermosa sensación que siento cuando su respiración pega en mi hombro y es una forma metonímica de acercarme al objeto. Metáfora y metonimia. Es medio obvio, pero son las herramientas más certeras, no me jodan. Entonces la mujer es un objeto. Un objeto divino, metafórico y metonímico. Digno de la más cruda y bellamente fea poesía. Pero al final no tengo más que eso. Eso es todo lo que sé de la mujer. La mujer para mi es solo la poesía que tengo para conocerladescribirlaentenderla. Y eso es maravilloso. La mujer es un objeto poético, como las grandes cosas que este universo nos muestra y nos oculta en un movimiento mala-buena-onda.
Mañana me voy de vacaciones por 15 días con un objeto poético magnífico. Es ella, mi chispita, con su indescifrable desborde gestual, con sus tetas de niña caprichosa, que se sabe tetona y se hace la niña. En fin. Gracias por ser como son, perfectos objetos de este universo. Gracias por las tetas, perfectas metonimias que me acercan a la verdad de la mujer.
Vuelvo en febrero.