sábado, octubre 28, 2006

Entonces uno se detiene media milésima de segundo antes de abrir la boca y le pega otra pensada a eso que va a decir.
Porque existe entre nosotros muchísimo miedo. Un miedo de mierda, un miedo esclavizante. Y existe el otro lado de ese miedo que es la actitud en el mejor de los casos pedagógica y en el peor pendenciera respecto del otro y de su existencia material en este mundo y de sus hábitos y de sus cosas que dice y de todo.
Nadie es nadie para enseñar nada a nadie.
Todo aquel que diga o crea o se anime a sentir que la tiene clara en algo que se vaya a la remilputamadre que lo parió por el orto.
Nadie sabe nada. Todos somos boludos torpes y amargados. Y eso es así, no hay escapatoria.
Me declaro en guerra contra tenerla clara. Soy un militante de la oscuridad y de lo inadecuado. De lo feo y torpe y grasa y que te da vergüenza ajena.

miércoles, octubre 25, 2006

jajaja
y chau manchas.

miércoles, octubre 18, 2006

A ver.
Voy a empezar por lo que creo que es el principio.
El viernes pasado nos despertamos a las 8:30 de la mañana sintiendo un profundo temblor en todo el cuarto.
Me levanté a ver. Al lado de casa hay una especie de galpón en el que constantemente entran y salen camiones con mercadería. El piso del lugar es de tierra, se ve cuando abren el portón, y parece que estaban por poner uno de cemento. De ahí el temblor. Utilizaban maquinaria pesada para instalar unos enormes bloques de cemento en el piso. No nos olvidemos que por encima de ese piso tienen que pasar camiones constantemente. Esas máquinas son peligrosas. Tranquilamente un hombre puede morir aplastado al menor descuido.
Ayer se volvió a sentir el temblor.
También ayer, alrededor de las seis, estando parado frente a la hornalla esperando a que se caliente el agua, sentí un ruido extraño. Como una suerte de suspiro suplicante. Por qué suplicante? No se. Si lo hubiesen escuchado estarían de acuerdo con que se trataba de un suspiro suplicante y no de ningún otro tipo de suspiro. Pero lo más extraño fue que el suspiro suplicante sonó como muy cercano, como si saliera de la boca de una persona sentada a la mesa, a escasos metros de mi.
Me di vuelta en el acto y, por supuesto, no había nadie.
Un poco en chiste recordé lo que decían del abuelo de la persona que nos presta la casa y de sus apariciones fantasmagóricas. Puros rumores casi totalmente en chiste.
La cosa es que hoy el galpón amanece allanado. Cinco móviles de la federal estacionados frente al galpón y frente a mi casa, y hasta un agente con máquina de escribir redactando un informe. Además, una gran cantidad de pallets con mercadería descansando sobre la vereda.
Nuestras conjeturas circularon gran parte del día en torno a un allanamiento por mercadería ilegal, o por algún camión robado. La hipótesis de accidente ni se nos ocurrió.
A eso de las seis de la tarde salgo a comprar facturas y, cuando estoy volviendo, veo a una persona desplomarse como en crisis nerviosa. Una mujer. En seguida la gente se le acerca para asistirla y, acto seguido, una camilla con una carga envuelta en bolsa negra sale del galpón. EL gesto anticipa al hecho.
Allí descubro la ambulancia negra con la indeseable inscripción "policía forense".
Bien. Podría tratarse de un accidente. Pero tanto despliegue policial por un accidente?
Recién pasé y el portón estaba cerrado, con la inscripción "cerrado por duelo".
Este barrio es uno de los más antiguos de buenos aires. Seguramente la actividad fantasmal que tiene es mucho mayor que la de otros barrios.
Yo seguiré atento. Acá pasa algo.
Ese suspiro fue suplicante. Suplicante y real. Esa bolsa negra me suplicó al oído ayer por la tarde. Ese pariente de la mujer desplomada emitió su última señal frente a una inminente muerte cruel.
Había horror en ese suspiro. Había miedo y desesperación.

El problema es

  • este
  • .

    Hola. Soy un milagro. Soy la última célula viva de este cadáver. Este cadáver lleva muerto décadas. Décadas infames, décadas desaparecidas, décadas hiperinfladas y décadas convertibilizadas. Y yo, viva.
    Soy un milagro de la naturaleza. Ya no me asisten los vasos sanguíneos. Vivo del aire, de la prepotencia de mi dueño que supera la muerte. Algunos le dicen prepotencia, otros intransigencia. Creo que tiene que ver con algo más orgánico, con una cierta necesidad de identificación. La soledad es el motor de todos nuestros actos, especialmente para la gente como mi dueño.
    El aire nos separa y la prepotencia, como dicen algunos, no es más que un impulso por matar a ese aire, acuchillarlo a ver si se desinfla y nos deja en paz.
    Y aire es lo que entra ahora que abren el ataúd. Veo una señora morocha y un sentimiento de familiaridad invade mi minúsculo ser.
    Extraen a algunas de mis viejas y muertas amigas, pero a mi no me rozan ni de cerca.
    Luego pasan días hasta que El día.
    Lealmente la gente me sigue. Me sigue por la ruta hacia la zona boscosa. Desde la oscuridad escucho los desmanes, los tiros y los gordos aullando.

    viernes, octubre 13, 2006

    De ninguna manera voy a cambiar el diseño de este blog. No se hacerlo ni me interesa aprender. Yo soy diseñador de imagen y sonido pero no toco los fierros. Nunca los toqué. Lo mío son las ideas, no los bichitos electrónicos.
    Lo único que aprendí fue cómo poner los links pero solo porque quiero hacerle honor a la gente que tiene buenos blogs.
    Ya hace unos días traté de darle una onda y lo único que conseguí fue que la columna de la derecha, con links y esas cosas, se me fuera para abajo.
    No más cagadas.
    Muñón es lo que es. Una cosa medio como

    martes, octubre 10, 2006

    Así es la vida.

    Dos carozos de aceituna en el cenicero.

    sábado, octubre 07, 2006

    Vocal Sampling

    Perfect cooking music.

    martes, octubre 03, 2006

    Impresentable

    Ella entra y ve esto:

    Un gurka inclinado sobre el tacho de basura revolviendo entre los restos de yerba, de fideos, de leverbush podrido y cenizas de puchos.
    Imediatamente el gurka se incorpora luego de haber rescatado ese pucho que recordaba bastante entero, y se lo lleva a la boca. Lo enciende y gira la cabeza reconociendo a la chica recién ingresada al recinto.
    - Mi amor, que asco! - dice la chica.
    Yo la miro haciendo un esteril searching meteórico de excusas.

    Se ve, después de esto, que nuestro amor es grande.