miércoles, octubre 18, 2006

A ver.
Voy a empezar por lo que creo que es el principio.
El viernes pasado nos despertamos a las 8:30 de la mañana sintiendo un profundo temblor en todo el cuarto.
Me levanté a ver. Al lado de casa hay una especie de galpón en el que constantemente entran y salen camiones con mercadería. El piso del lugar es de tierra, se ve cuando abren el portón, y parece que estaban por poner uno de cemento. De ahí el temblor. Utilizaban maquinaria pesada para instalar unos enormes bloques de cemento en el piso. No nos olvidemos que por encima de ese piso tienen que pasar camiones constantemente. Esas máquinas son peligrosas. Tranquilamente un hombre puede morir aplastado al menor descuido.
Ayer se volvió a sentir el temblor.
También ayer, alrededor de las seis, estando parado frente a la hornalla esperando a que se caliente el agua, sentí un ruido extraño. Como una suerte de suspiro suplicante. Por qué suplicante? No se. Si lo hubiesen escuchado estarían de acuerdo con que se trataba de un suspiro suplicante y no de ningún otro tipo de suspiro. Pero lo más extraño fue que el suspiro suplicante sonó como muy cercano, como si saliera de la boca de una persona sentada a la mesa, a escasos metros de mi.
Me di vuelta en el acto y, por supuesto, no había nadie.
Un poco en chiste recordé lo que decían del abuelo de la persona que nos presta la casa y de sus apariciones fantasmagóricas. Puros rumores casi totalmente en chiste.
La cosa es que hoy el galpón amanece allanado. Cinco móviles de la federal estacionados frente al galpón y frente a mi casa, y hasta un agente con máquina de escribir redactando un informe. Además, una gran cantidad de pallets con mercadería descansando sobre la vereda.
Nuestras conjeturas circularon gran parte del día en torno a un allanamiento por mercadería ilegal, o por algún camión robado. La hipótesis de accidente ni se nos ocurrió.
A eso de las seis de la tarde salgo a comprar facturas y, cuando estoy volviendo, veo a una persona desplomarse como en crisis nerviosa. Una mujer. En seguida la gente se le acerca para asistirla y, acto seguido, una camilla con una carga envuelta en bolsa negra sale del galpón. EL gesto anticipa al hecho.
Allí descubro la ambulancia negra con la indeseable inscripción "policía forense".
Bien. Podría tratarse de un accidente. Pero tanto despliegue policial por un accidente?
Recién pasé y el portón estaba cerrado, con la inscripción "cerrado por duelo".
Este barrio es uno de los más antiguos de buenos aires. Seguramente la actividad fantasmal que tiene es mucho mayor que la de otros barrios.
Yo seguiré atento. Acá pasa algo.
Ese suspiro fue suplicante. Suplicante y real. Esa bolsa negra me suplicó al oído ayer por la tarde. Ese pariente de la mujer desplomada emitió su última señal frente a una inminente muerte cruel.
Había horror en ese suspiro. Había miedo y desesperación.

1 comentario:

Mr. John Steed dijo...

Bueno, y hablando de todo un poco, saludos de parte mía, pero más importante ...
de parte de mi amiga Véronique.