lunes, diciembre 25, 2006

Midiéndola

Llegamos y vimos la mesa llena de canapeses de variados colores. Tuvimos la esperanza de encontrar nuevos y variados sabores. Más tarde los probaríamos descubriendo que la variación era solo visual. El sabor era siempre el mismo: mayonesa y atún.
Estuvimos media hora a pico seco. Ni una copita de coca lai hasta que no llegaran todos los invitados. Y ni hablar de ese hermoso sauvignon blanc que asomaba frapé desde el balde con hielo.
Se sirvió la comida. Este año la calidad aumentó sensiblemente, que sería lo mismo que decir que de ser una mierda podrida pasó a ser una mierda fresquita recién hecha.
Estuvo presente el gran clásico de todos los años: el fabuloso "pene de gigante viejo". Si lo ves de afuera parece eso. Una especie de muñón fálico flácido, color cadáver. Es, en realidad, un arrollado de pollo. Como si fuera un matambre pero para flojitos.
Pero lo mejor de la noche fue cuando comenzó la competencia. Nos bajamos todos la bragueta a la cuenta de tres, y pelamos las chauchas. La regla fue circulando y cada uno se la iba midiendo mientras comentaba sus grandes logros de este año. "yo estoy por publicar un libro sobre...", "y vos? de que laburás?", "ah, eso hacés? y te gusta?". Hasta que pude clavar mi chiste. Lo traía preparado de casa. Dije "no, yo en realidad medio como que casi estoy por debajo de la línea de la pobreza" (lo cual es cierto en términos económicos, pero solo en ese sentido). Nadie se rió, y ahí me di cuenta de que ese había sido el mejor chiste de la noche.
Luego de eso cada uno guardó su respectivo pene y la noche continuó como si nada. Seguimos disfrutando de ese universo tan preparado para combatir el disfrute.

No hay comentarios.: