viernes, diciembre 01, 2006

Hace un tiempo decía que así es la vida, y me refería a dos carozos de aceituna en un cenicero.
Hoy releo lo escrito y no dejo de asombrarme de la lucidez de semejante afirmación.
No conviene detenerse a analizar la idea de un modo metodológico ni filosófico. Aconsejo utilizar el pedazo holístiko del cerebro. Holistiko, con k. Y propongo tambien no detenerse a pensar en el por qué de esa k en holístiko, sino simplemente entregarse a su simbología y a su multisemia. Excluyamos, eso si, por favor, por dios, las semias relacionadas con nuestro actual gobierno.
Entonces, pensemos en esos dos carozos en el cenicero de manera holistika, y después pensemos en su relación con la vida.
Es así, les explico. La vida aparece en el momento en el que el cigarrillo, frecuente huésped del cenicero, se transforma en carozo por motivos solo conocidos por el usuario. Motivos insignificante, seguramente. Como que el tacho de basura se encuentra lejos, o como la inmediata relación el pucho es basura el pucho va en el cenicero el carozo es basura el carozo va en el cenicero. Motivos insignificantes, seguramente, pero importantes por su poder creacional, por el salto semiótico que le obligan a dar a todo el sistema, especialmente al elemento cenicero, y a la idea de vida, que nace y se transforma, y transforma a sus significados previos.
Piensenlón, es re pulenta.

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