hoy me siento un sambuche.

Hoy, luego de haberme resignado finalmente a aceptar sus frías y distantes reglas de juego, sonó el teléfono y era ella. Era chispita, que con todo su encanto y un entusiasmo inusual, me decía que quería verme. Y empezó a tirarme palabritas mimosas y piropos que me sorprendieron. Se refirió a las ganas que había tenido de verme en la semana pero que había estado hasta las manos estudiando. Yo me seguía preguntando que era lo que había cambiado para que redepente me tratara tan bien. Y finalmente cayeron las máscaras y entendí su juego. Me invitaba al departamento de una amiga para estar solos y tranquilos. Hasta percibí una guiñadita de ojo a través del teléfono. Lo único que quiere chispita es comerse a este pebete completo. Y no lo entiendo, porque debo ser el objeto sexual más feo del mundo. Digo, si lo que querés es un objeto sexual buscate uno mas lindo y menos enroscado. Pero buá, tampoco me voy a andar quejando.