viernes, julio 03, 2009

¡Hay dos temas nuevos!


sábado, junio 27, 2009

Como a muchos, a mi me gusta Jaretche. Me gusta lo que dice. Sobre todo me gusta ese amor por la argentinidad que tiene. Ese orgullo. Esa actitud de mandar a la mierda a cualquiera que diga "qué país de mierda". Pero, por otro lado, es el exponente más claro de la actitud de pensamiento del peronismo. Al intelectual peronista le gustan las cosas cocinadas. Y Jauretche es un chef de puta madre. Pero, entonces, lo que sucede es que al intelectual peronista la única actividad que le queda luego de leer al genial don Arturo, es la sobremesa, es decir la deriva discursiva, la discusión borrachina que siempre encierra cierta actitud pendenciera. En pocas palabras, lo que le queda al intelectual peronista luego de leer a Jauretche son las ganas de discutir y tener razón. Yo creo que uno podría agarrar cualquier capítulo o escrito de Jaretche y agregarle al principio un "Flaco, yo te voy a decir como son las cosas..." y luego leer el texto. Y no habría ningún salto de tono en ese texto.
Ojo, no critico el contenido de la doctrina peronista. Critico la actitud de pensamiento. No quiero escuchar más "justas". Cantar la justa es antideportivo (en lo que al deporte de la discusión se refiere). Es una mierda. Es anular nuestros pensamientos apoyándonos en doctrinas que nos dan comodidad intelectual y ética. Y, como decía yo con gran genialidad en un texto de hace algunos años "la comodidad y la muerte son la misma cosa".
Que tengan una agradable fiesta cívica mañana.

miércoles, junio 24, 2009

Como todo, como absolutamente todo lo que es o podría ser, las relaciones humanas tienden también a la entropía. Los lazos débiles entre seres humanos se diluyen, dando lugar a la nada, o a ese todo desorganizado que es el cosmos.

Con dolor reconozco que las personas que importaban ayer, dejarán de importar mañana. Lo afirmo, lo he vivido, lo se. Las relaciones entre las personas cambian. Y, en la mayoría de los casos, esos cambios llevan a la extinción. Allí donde había una relación, de repente ya no la hay. Si uno observa con cuidado puede encontrar el instante preciso en el que ese cambio irreversible se da. O, quizas, mejor dicho, uno puede reconocer el momento final, el remate, el disparo hacia abajo que las cosas le han dado a esa relación que agonizaba en el piso. Lo único que se puede intentar, en esos casos, es que muera sin dolor, como un perrito enfermo al que se le suministra una pichicata de la muerte.
Ojo, hay casos raros que desafían estas leyes naturales. Son relaciones que se transforman, que mutan, que sobreviven. O no, no solo sobreviven, ahí está el yeite, en que no es que solo sobreviven, sino que, además, viven. Entonces tal vez ahí puede haber alguna idea más o menos sólida: las relaciones que luchan por sobrevivir, terminan muriendo. Las relaciones que viven, que no se preocupan por su propia muerte, no mueren nunca. O, bueno, por ahí lo que pasa es que son muchas relaciones que nacen y mueren constantemente, pero son siempre las mismas personas las que las mantienen. No se.

viernes, junio 19, 2009

Una música hecha por migo


sábado, mayo 23, 2009

yea!















































Mi novia del Rock.

jueves, mayo 14, 2009

Fluo

Brilla en la oscuridad.

domingo, mayo 10, 2009

Something´s cooking

Me ha pasado solo algunas veces en la vida. Es una mañana, o un mediodía, o una tarde. En cualquier caso, es el sol después de alguna noche. Entonces me despierto y ese despertar es otro, distinto de los muchos despertares anteriores. Hay una sensación como de revelación. La hay, la sensación. Pero no hay ninguna verdad revelada, no hay nada particularmente enunciable. Es solo esa sensación de revelación y, eso si, una certeza fuerte de que todos los despertares anteriores han sido distintos. ¿Distintos en qué, a éste, el de hoy? Todos esos anteriores despertares, vistos desde este despertar especial, dan la sensación de funcionar en continuidad con el sueño. Son despertares automatizados. Son líneas grises y difusas entre el sueño y la vigilia. Este despertar especial se asemeja a una línea negra y nítida.  

Pienso en el despertar de hoy y trato de desglosarlo. Busco patrones y señales que, vistas desde aquí, puedan tener alguna significancia. Encuentro cosas. Como una aceleración en mis tiempos históricos. Un movimiento vertiginoso en el devenir de los hechos recientes. Un comportamiento claramente orientado hacia la búsqueda. Un inconformismo caprichoso y demandante, como suele ser mi inconformismo cuando aparece acompañado de pasión y ganas de que se venga lo que sea que tenga que venir. 
En estos últimos días estuve visitando los extremos. Estuve inquieto, triste, contento, violento, en paz. En estos últimos días estuve buscando una ruptura. Estuve buscando un quiebre. 
Ayer, me quebré.  Ayer lloré. ¿Por qué lloré? Tengo muchas razones. Una en especial fue el gatillo, pero atrás de esa vienen varias. 
Lo importante, de todas maneras, lo que quiero contar, no son esas razones. Lo importante en este caso es este despertar y este quiebre. Y una extraña sensación de que todavía me queda llanto adentro, y que debo dejarlo salir, hasta que deje de salir. 
Cuando deje de salir, definitivamente, estaremos empezando una nueva etapa. 


martes, marzo 31, 2009

Venía trabajando desde hacía horas en la computadora, a un ritmo frenético y sin pausa, agarrotando mi espalda y entumeciendo mis manos que ya eran garras a esa altura de la noche, que bien podía ser noche o día o tarde, porque el tiempo adquiría otras extrañas dimensiones en esos momentos de tanto trabajo. Siempre corriendo tras ese proyecto de joven exitoso. Una tempestad de autoexigencias erigidas como mástiles y estandartes, elevadas como horizontes claros y diáfanos en el campo de batalla de la vida.

Y de repente, en un momento de esa noche que bien podía ser día o tarde o mañana, me detuve. Un fuego blanco y helado abrazó mi cabeza y paralizó mis manos en medio de la palabra "pasillo", que, gracias a ese fuego, a esa abrasadora claridad, sólo llegó a ser "pas". El dedo mayor de mi mano derecha quedó congelado sobre la letra "i" y el anular, un poco más elevado, sobre la "l". Mis ojos se clavaron en un espacio de interlineado 1,5. Quedé congelado. El zumbido de la computadora era lo único que mantenía una relación notoria con la dimensión tiempo. Todo lo demás, podía ser una foto. 
En ese momento, en medio de la palabra "pasillo", con las garras dispuestas a atacar el teclado y la cabeza yendo más rápido que la cabeza, un vacío oscuro me subió por la garganta. Trepó por mi tráquea clavando sus garras y, una vez arriba, al llegar a mi boca, escapó de mí bajo la forma de una pregunta: ¿para qué?

domingo, marzo 29, 2009

Ejercicios inútiles.


Caminar extremadamente despacio, cual octogenario, con pasitos cortos y lentos, para experimentar la decrepitud.

Cerrar los ojos por un rato largo para experimentar la ceguera.

No utilizar las manos para experimentar la mutilación.

Recostarse en algún punto aleatorio de la casa, para experimentar la visión del mundo desde ese punto infrecuente.

Apoyar la oreja contra una de las paredes del baño, para aprehender la vida de las paredes.

Hacerse un análisis de orina de veinticuatro horas, para determinar con exactitud la cantidad exacta de pis que uno excreta en un día. 

Cortarse las uñas de los pies y juntarlas en un puñadito, para determinar la cantidad de uña que uno produce en determinado lapso de tiempo.

Y otros. 

lunes, marzo 23, 2009

Uno pierde toda esperanza en este mundo cuando

escucha a Miguel del Sel rapeando en el espectáculo de los Midachi.

martes, marzo 10, 2009

Todo tiene un límite, y a veces uno lo pierde de vista. Tampoco es cuestión de andar en pelotas por la vida.

sábado, marzo 07, 2009

A veces los críticos literarios o los mismos escritores hablan de un estilo de escritura "cinematográfico" (dando la pauta de lo poco que saben de cine). "Tenés un estilo muy cinematográfico" dicen. Blah. Y eso es visto como una cualidad positiva en el estilo del escritor.

Por otro lado, cuando yo escribo un guión muchas veces me dicen cosas como que está bueno, pero es un poco demasiado literario, o que hay mucho diálogo y que la palabra no es algo propio del cine. 
O sea, un escritor con estilo cinematográfico es algo bueno, un cineasta con estilo literario no. Un escritor puede escribir con imágenes, y un cineasta no puede filmar palabras. No me rompan más las pelotas con esas giladas de que la ausencia de diálogo es una virtud en una película. 
Y eso es todo por hoy.  

viernes, febrero 20, 2009

Ayer antes de dormir pensaba en este blog y se me ocurrió toda una nueva línea temática para continuarlo pero al toque me quedé dormido y ahora no me acuerdo.

jueves, enero 29, 2009

No juzgar el deseo. Nunca.

Si una mina quiere a un tipo por su plata, y siente deseo por él, eso no está mal. Ese tipo es en cierta medida su plata. Por lo tanto, la mina realmente lo desea a él. Digo.