martes, marzo 31, 2009

Venía trabajando desde hacía horas en la computadora, a un ritmo frenético y sin pausa, agarrotando mi espalda y entumeciendo mis manos que ya eran garras a esa altura de la noche, que bien podía ser noche o día o tarde, porque el tiempo adquiría otras extrañas dimensiones en esos momentos de tanto trabajo. Siempre corriendo tras ese proyecto de joven exitoso. Una tempestad de autoexigencias erigidas como mástiles y estandartes, elevadas como horizontes claros y diáfanos en el campo de batalla de la vida.

Y de repente, en un momento de esa noche que bien podía ser día o tarde o mañana, me detuve. Un fuego blanco y helado abrazó mi cabeza y paralizó mis manos en medio de la palabra "pasillo", que, gracias a ese fuego, a esa abrasadora claridad, sólo llegó a ser "pas". El dedo mayor de mi mano derecha quedó congelado sobre la letra "i" y el anular, un poco más elevado, sobre la "l". Mis ojos se clavaron en un espacio de interlineado 1,5. Quedé congelado. El zumbido de la computadora era lo único que mantenía una relación notoria con la dimensión tiempo. Todo lo demás, podía ser una foto. 
En ese momento, en medio de la palabra "pasillo", con las garras dispuestas a atacar el teclado y la cabeza yendo más rápido que la cabeza, un vacío oscuro me subió por la garganta. Trepó por mi tráquea clavando sus garras y, una vez arriba, al llegar a mi boca, escapó de mí bajo la forma de una pregunta: ¿para qué?

5 comentarios:

tr dijo...

muá. y abrazo.

Kaki dijo...

estas cosas que no entiendo :P

atomÖ dijo...

qué es lo que no entiende, querida Kaki?

Kaki dijo...

por que no escribis mas seguido ;)
saludos!

wtm dijo...

ya pue, y qué más? no se estanque, que se extrañan sus palabras.