el invierno acentúa los conflictos sociales.

Un frío de cagarse hacía. Ayer a la noche, Santa Fe y Ayacucho, con un ventolino jodido. Y ahí estaba él, parado en la puerta de un super restaurante repleto de viejas arbolito de navidad y viejos a los que no se les para hace 15 años, reconocido efecto secundario del laburo de abogado garca.
Y el estaba parado, barbado, con la ropa hecha flecos. Me impresionó eso: la manera en la que el frío no lo afectaba. Realmente no se si estaría sintiendo frío el hombre, pero su ropa era un joggin y un buzo, ambos completamente desflecados. Indudablemente el chiflón se le estaría metiendo por todos lados. En los pies tenia unos trapos que me parece que se la bancaban bastante bien. Pero el viento de anoche no era joda. Tenía olor a vino el hombre. Tal vez los vinasi que tenía encima lo ayudaban a olvidarse un poco de la temperatura corporal.
Estaba, entonces, este hombre parado al lado de la puerta del restaurante y su gesto era el de un granadero. Estaba como haciendo guardia, con expresión de potencial héroe, de hombre que, llegado el momento, podría rescatar a cualquiera de debajo de su caballo. Pero cuando seguí caminando se me ocurrió pensar que podría estar esperando a que alguno de los comensales para matarlo. Para vengarse de algo. Más de uno de ahí dentro merecería una venganza seguramente. De movida el frío al que estaba sometido el granadero justificaba cualquier acto de violencia contra los comensales del restaurante e inclusive contra un boludito peatón como yo. Pero hoy revisé el diario todo enterito y no había ninguna noticia de un abogado impotente asesinado en la puerta de un restaurante a manos de un granadero de ropa desflecada. Y dije "puta madre che".
La gente con frío debería andar armada.