En uno de sus cuentos de Cyberiad, Stanislav Lem propone una sociedad en la que la creación artística se encuentra gravada con un arancel. Es decir, para ser artista hay que pagar. Y no solo eso, además hay que atravesar una serie de vericuetos burocráticos cuyo fin es, ni más ni menos, desalentar al usuario, persuadirlo de desoír su llamado creador.
No se si está tan mal. Realmente hay mucho vacío discursivo en el arte. Hay mucha mediocridad, muy poco talento y todo se encuentra demasiado infestado por las dinámicas del campo artístico(campo onda Burdié digo). Y la verdad que a mi ya me está cansando. Por que en definitiva siempre terminan ganando los que, a falta de talento para el arte, han desarrollado talento para tejer telarañas. Estoy harto de ver gente talentosa que se queda en el camino. Yo incluido. Es un mundo de mierda. El del arte y el otro.
Andate a la mierda, mundo.