un tren. un tren y un gil. un tren un gil y un nene que mira. un tren un gil un nene que mira y un cerebro con cicatriz.
qué mira el nene?
mira la lamentable génesis de los muñones.
yo miro su violento crecimiento, y el nacimiento de una cicatriz en el lóbulo frontal de su cerebro.

Tarnation

La discusión es insoportable. Tarnation es cine? El cine ya no existe. Y Tarnation lo demuestra. Frente a tanto vacío discursivo con gran puesta en escena, este putito talentoso agarra los videos hogareños de su niñez y concreta una de las obras audiovisuales más coherentes con su época. Tarnation no es cine, porque hacer cine hoy es hacer uso de un pensamiento nostálgico y arqueológico. Hacer cine hoy es descartar sistemáticamente todos los nuevos fenómenos del universo audiovisual. Tarnation no es cine, es una muestra de la expresión audiovisual de nuestro tiempo.

Etiqueta y protocolo son palabras que suenan a enfermedad o a parte del cuerpo relacionada con la caca

Tengo la pija al palo - Dijo.
Y nada.
Uno esperaría que, luego de semejante declaración, las cabezas de los invitados giraran repentinamente en un movimiento unísono, aunque tal vez irregular, dirigiendo la mirada hacia el dueño de la pija en cuestión que, en este caso, era también dueño de la declaración en cuestión.
Pero no. Las cabezas permanecieron inmóviles. Ininquietables. Lo que si, se sintió. El movimiento no sucedió pero se sintió. En la atmósfera corrió una muy leve corriente de aire, producto de esas potenciales cabezas girantes. Es decir, no estuvo la acción, pero se instaló la atmósfera.
Y después, la otra atmósfera.
Porque tampoco hubo un esperable silencio. En su lugar continuó existiendo el murmullo típico de este tipo de reuniones. Un murmullo con ciertos sobresaltos que garantizan una cierta sensación de seguridad, seguridad de que la diversión sigue. Si no es allí, donde uno está, es en algún otro lugar. Es como una suerte de confirmación regular del disfrute expresada en decibeles.
Y luego, la muchacha frente a él tampoco dijo nada. No dijo nada. Dijo, pero no con la boca. Lo que hizo fue decir yéndose. Con su espalda le dijo algo así como una mezcla entre "desubicado de mierda" y "qué hago con esta situación social incontrolable?". Y se fue, con su espalda a cuestas.
Y entonces ahí quedó él. Dueño de una pija parada, dueño de una frase con consecuencias, dueño de un discurso expresado por una espalda, dueño de una invitación a retirarse de la fiesta.
Así fue de feo. Vino Marina, la dueña, y así, como intentando fingir una media sonrisa, le dijo "tomátela antes que llame a mihermanopatovica".
Entonces, sin mediar palabra, le dijo a la dueña "me voy de tu fiesta de mierda". Sin mediar palabra porque se lo dijo con la espalda. Y con ese pedito que se tiró antes de abandonar el recinto.

Como quien golpea una video casetera para que ande; como quien acude a esos mágicos, violentos y efectivos procedimientos de reparación, Ernesto golpeó y sacudió su cabeza, y allí, en ese momento, sintonizó una cierta mirada sobre la verdad.
El pensamiento metafórico se apoderó de sus percepciones. La realidad de las cosas comenzó a aparecer frente a él de manera simbólica e indirecta, y fue en ese momento que vio por primera vez la jaula. Pero bueno, como Ernesto es Ernesto y tiene ciertos problemas con estas cosas, no pudo completar la imagen como correspondía a esa pobre pero efectiva metáfora. Dentro de la jaula no había un pájaro, sino que, directamente, estaba ella, la muchacha. Y era el día de su cumpleaños.
Con su pelo suave y su risa fácil, descansaba en un rincón de esa jaula pequeña y sórdida.
Entonces quiso observarla. La vio feliz en su ausencia, triste en su presencia. Bastaba alejarse un poco de la jaula para verla reír. Y bastaba acercarse un poco para verla cerrar los ojos de tanto sufrimiento.
Decidió, entonces, mirarla desde lejos. El encanto de su pelo, de su boca y su sonrisa. El encanto de sus palabras, siempre tan oportunas. El encanto de sus muslos, de sus caderas, de todos sus fragmentos, siempre en movimiento, siempre no quietos, nunca quietos, nunca, quietos? nunca! Eso! Ella es movimiento. Eso es lo que atrajo siempre a este estúpido estático observador de profundidades oscuras: su imposibilidad de permanecer, su capacidad de ser mil personas, una para cada segundo de existencia, una para cada actitud y para cada gesto.
Ella, encerrada y todo en esa jaula, era todas las mujeres. Por eso Ernesto la había querido para él, la había capturado, y la había encerrado en esa jaula de barrotes envenenados.
Entendió. Su presencia era jaula y era veneno.
Decidió, entonces, retirarse.
La jaula quedó sola, con la muchacha dentro. Los barrotes fueron desapareciendo. La muchacha se vio libre y feliz y, ahora si, haciendo honor de toda esta metáfora, voló. Si. La muchacha voló.
"Feliz cumpleaños", pensaba Ernesto mientras dejaba atrás esa jaula que ya no estaba. Y dejaba atrás a esa muchacha que ya no estaba. No dejaba atrás nada, porque nada estaba ya.
Regresó a la bacha y al oscuro agujero.
Pudo, esta vez, fluir por los caños convertido en agua. O pudo en su cabeza.

Grilli - Allen

Dos maestros del cine, un solo rostro.

Teoría y práctica, dos caras de la misma disciplina, una sola cara para la vida.

Un final, sólo uno, para ser Dis.

En uno de sus cuentos de Cyberiad, Stanislav Lem propone una sociedad en la que la creación artística se encuentra gravada con un arancel. Es decir, para ser artista hay que pagar. Y no solo eso, además hay que atravesar una serie de vericuetos burocráticos cuyo fin es, ni más ni menos, desalentar al usuario, persuadirlo de desoír su llamado creador.
No se si está tan mal. Realmente hay mucho vacío discursivo en el arte. Hay mucha mediocridad, muy poco talento y todo se encuentra demasiado infestado por las dinámicas del campo artístico(campo onda Burdié digo). Y la verdad que a mi ya me está cansando. Por que en definitiva siempre terminan ganando los que, a falta de talento para el arte, han desarrollado talento para tejer telarañas. Estoy harto de ver gente talentosa que se queda en el camino. Yo incluido. Es un mundo de mierda. El del arte y el otro.
Andate a la mierda, mundo.

La dignidad del trabajo

Trabajo es otra forma de decir esclavitud. Solo cambia el amo, que ahora se llama capital.
Nada nuevo para muchos, pero si para mí, ingenuo hijo del occidente posmoderno.

Desnudo cuidado

Siempre me gustó mostrarlo. Es que es un crimen ocultar semejante creación de la naturaleza. Considero que es mi deber compartirlo. Por eso, disfruten!

Va a estar bueno Buenos Aires (para algunos)

"Si sabe manejar empresas seguro va a poder con la ciudad".
Si pensamos en una ciudad como si fuera una empresa vamos a terminar siendo clientes en lugar de ciudadanos.
"En boca hizo una re buena gestión".
Hacer buena gestión en una mafia no habla bien de nadie.

La puta que los parió, porteños boludos.

Vamos a ver que pasa con Blumberg en octubre, bonaerense picante.

El viejo mata segundos, mata minutos, horas, y mata días. También mata meses, años.
El viejo fuma y toma mate. Se aferra a las succiones que lo resguardan del entorno hostil. Nadie lo jode, salvo por el frío. El viejo mata minutos, horas, mata días. O son los días y los minutos quienes lo matan a él, y la esquina con olor a mierda es su ataúd.
Ahora el viejo duerme la siesta en su ataúd. Hay sol y el viejo no succiona.