lunes, abril 23, 2007

Arañas y bichos bolita.
Levantaba la laja bajo la parra, caliente, húmedo y soleado. Bajo el Falcon con olor a nafta que tomaba sombra y sol y un helado lollypop, regalo de la madre que trabaja.
La tierra bajo la laja con olor a bicho, olor a escondido, olor del mundo nuevo, olor de la tierra arenosa y húmeda, de la misteriosa caverna descubierta.
Saliendo del garage empieza el barrio. Un recorrido por el sol sobre los paredones de esos grandes galpones, y ese infrecuente sonido de máquinas y gente trabajando. El olor a sopa de la Knorr, el olor a queso de la Pepsico, el olor a tutti frutti de los galpones de Tejedor e Yrigoyen, el olor a pasto y a las grutas bajo la laja.
Verano. Florida Oeste, Munro y Martelli. Un corazón azul, hecho celeste por el sol de la vidriera.
Cachito de conurbano, te quiero.

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