miércoles, agosto 09, 2006

Algunas cosas que deben ser dichas.

No.
Una palabra tan difícil de escuchar como de decir.
A mi me cuesta más decirla. A otros escucharla.
Un amigo mío tiene la teoría de que si uno quiere hacer enojar a alguien, basta con decir No cinco veces seguidas. No importa el contexto, la conversión, ni nada. El no por si solo basta para enojar.
Puede ser.
Lo que es yo, no es que me cueste decir que no, es solo que me cuesta decirlo en el momento indicado.
Así es como, luego, ese No que en algún momento era tan sencillo, se transforma en una tarea agotadora.
Esta actitud no es de ahora. Es la razón por la que comencé terapia. Y creer que lo había superado fue una de las razonas por las que dejé terapia.
En fin. Si hay algo que te enseña tener una madre física es que el ser humano, como todo en la naturaleza, no es un fenómeno lineal.
Se puede llamar a esto retroceso? No lo se. Prefiero verlo como un recuerdo de ese temeroso adolecente al que le costaba irse de esa banda tan percudida por el paso de los estupefacientes.

Y hablando de recuerdos. Me voy del barrio.
Me voy de un barrió con el que pasé de un odio a primera vista hasta una familiaridad casi fraternal. Ahora somos como dos hermanos muy distintos que se quieren por ser hermanos, pero no tienen nada que ver el uno con el otro.
Y ayer se me dio por recorrerlo una vez más. Decidí pasar por lugares importantes, y pasé por algunos. La sorpresa fue que muchos de ellos, por los que no pasaba hace rato, estaban completamente cambiados. Casi desfigurados por esta estética alpino-countrie que viene atacando a la zona norte ultimamente. Eso me reconfortó un poco. Si el barrio cambia, yo también puedo cambiar. Y en este caso, cambio de barrio.
El nuevo barrio me está costando. Me encuentro en un estado de alerta constante. Como si cada vecino fuese un potencial violentador de mi paz. Creo que son vicios de zona norte. La zona norte está habitada por una población muy temerosa. Esa onda más confianzuda que me intimida en barracas, debe ser la onda del barrio. Ni más ni menos. Porque ojo, quiero aclarar, no me voy a Suarez y Montes de Oca, suerte de nuevo Cabildo y Juramento al sur de la ciudad. Me voy a Barracas al fondo, casi tocando Pompeya, donde Barracas todavía es Barracas.
En fin. Veremos.
Veremos si puedo sacudirme los vicios y prejuicios de zona norte.
Ta luego.

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