Telefónica vino hoy en la forma de un viejito al que no podría jamás cagar a trompadas.
Un tipo grande, medio de edad indefinida, pero que daba viejito, con pinta de técnico eléctrico o en telecomunicaciones que en algún momento perdió el laburo y tuvo la suerte (?) de conseguir uno en telefónica metiéndose en casas de extraños a pegar cablecitos.
Te juro que su imagen conjuró toda esa bronca, toda esa necesidad de cagar a trompadas, de putear, de ir inocentemente a defensa del consumidor (ese es otro post).
Espero que con los días me vuelva. No da que te manden un viejito para aplacar las ganas de quemarles el boliche.
Pero bueno. La cosa es que volví, listo para la acción.
martes, mayo 22, 2007
Uno, dos, ultraviolento.
Amputado por atomÖ a la/s 7:17 p. m.
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